Educo a mi hijo para que sea una persona respetuosa.
Para que respete a las mujeres... y a los hombres.
Para que respete a los adultos... y a los niños.
Para que nos respete a nosotros, que somos sus padres... y también a la profesora, a la persona que esté a su cargo cuando yo no esté o a un policía en la calle.
Lo educo para que respete los animales, las flores, su cuerpo, sus cosas y las de los demás, para que espere su turno a la hora de jugar.
Quiero que mi hijo sea un ser humano respetuoso de todos, no un respetuoso “selectivo o conveniente”.
En cuanto a las mujeres, específicamente, le explico que somos diferentes, sí diferentes, porque nuestro cerebro funciona muy distinto. Que hablamos más que los hombres (27.000 palabras en promedio al día, contra 10.000, o sea que necesitamos hablar), que tenemos más conexiones cerebrales entre los dos hemisferios y por eso podemos realizar varias tareas al mismo tiempo. Le cuento qué son las hormonas y cuanto influyen en nosotras, que de ellas depende nuestro estado de ánimo y nuestras emociones. Le digo que no jugamos tan brusco, que somos más sensibles y que nos gusta que nos demuestren las cosas con detalles, para que el día que tenga una novia no se le olvide algo tan básico como la fecha de cumpleaños. Le explico que el amor se demuestra con acciones, con palabras, con caricias, con besos.
En cuanto a los quehaceres de la casa le digo lo importante que es su ayuda, gracias a eso no solo recoge sus juguetes, también en todo lo demás ayuda un montón (porque yo lo dejo, porque le dejo saber que su ayuda es muy valiosa), se quita la ropa sucia y la pone en la canasta para lavar, me ayuda a cocinar, a cortar las frutas y los vegetales. Barre, aspira, limpia el polvo, en fin, porque además de que a él le nace, le he enseñado la importancia de ser parte de un team.
Y por más que yo le diga o tome acción sobre lo que quiero moldear en él (porque él ya es, sin mí, sin nadie), esto no sería posible sin su papá, sin mi marido, sin mi team, que no hace más que actuar consecuentemente con todo esto, de esa manera aprende también por imitación. De nada serviría si yo le echara toda esta carreta y él viera como me dejo tratar mal de mi marido o si no recibiera muestras de amor, palabras bonitas, abrazos...
Así que deseo con todas las fuerzas de mi corazón, que el día que tenga una relación, tenga la fortuna de dar con una mujer que se valore y que entienda lo maravillosa que es, que nunca haya elegido ser víctima. Una mujer que no le cobre todo lo que sus antepasados y los antepasados de los antepasados han hecho.
Deseo que esa mujer sepa que no tiene que desquitarse por las mujeres maltratadas o violadas de todo el mundo.
Una mujer que entienda que estar en una relación significa ser complemento.
Una mujer educada para ser parte de un team.
Una mujer que haya sido educada como una persona respetuosa de todos, no respetuosa “selectiva o conveniente”.
El respeto es un valor social que no tiene género, por eso educo a mi hijo para que sea una persona respetuosa, ¿y tú?
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