Bien decía Confucio que el silencio es el único amigo que jamás traiciona. Y es que uno aprende muchas cosas cuando está solo y en silencio. En esa especie de...”retiro” en el que uno tiene tiempo de pensar, de darle vueltas a la vida, de cuestionarse muchas cosas, pues se aprende tanto de uno mismo que yo se lo recomendaría a todo el mundo, darse un tiempo así, que puede llegar incluso a doler, pero aunque duela, aunque sea como un purgante de esos que saben horrible y que al final cura, vale la pena. En mi caso, en el silencio he aprendido a identificar verdades en mí y en los demás, he reconocido los ojos que sirven de refugio, el hogar, el amor bueno, las verdaderas amigas, esas que no importan los años ni la distancia porque siempre hacen parte de uno, esas que son confiables e incondicionales, que uno mira a los ojos, escucha y salen solo buenas vibraciones, esas que no hay necesidad de nombrar porque saben de sobra que entran en los dedos de mi mano. Pero así...
Soy una mamá que también ha sido actriz, cantante, productora, compositora, esposa y sigo aprendiendo. Escribo porque siento que lo necesito. Espero que lo disfruten tanto como yo.