Querida Madonna, Te escribo esta carta, aún sabiendo, que jamás en la vida la leerás. Lo hago pensando que te tengo en frente mientras nos tomamos un café y puedo hablarte con absoluta honestidad, después de todo, tú eres una de las mujeres más open mind que conozco. Yo era apenas una niña cuando tú ya eras súper famosa, vendías millones de discos y dabas de qué hablar con cada cosa que hacías. Me gustaste como artista desde el primer momento, y no era por tu voz o tus canciones, sino por una suma de cosas que me encantaban. Jugaba con mis amigas a montar tus videos, incluso ya grande, estudiaba por horas tus coreografías y copiaba pasos para mis montajes como cantante. También soy artista (canto y actúo) y siempre he pensado que la parte visual en el escenario es todo, y en eso has sido increíble, sin embargo, nunca entendí muy bien esa necesidad tuya de provocación sexual, aún así, tenías otras cosas que se anteponían a eso. Debo confesarte que no soy tu fan emped...
Soy una mamá que también ha sido actriz, cantante, productora, compositora, esposa y sigo aprendiendo. Escribo porque siento que lo necesito. Espero que lo disfruten tanto como yo.