Había una vez una princesa con el corazón más bueno y más grande que alguien pudiera imaginar. Y sus padres, el Rey de los Ojos Profundos y la Reina Dulce, decidieron llamarla Iluminada. Al nacer, recibió de parte del cielo varios talentos y virtudes que a lo largo de su vida debería cuidar y cultivar con la dedicación del más detallista de los jardineros. Una corte de estrellas hacía un camino pasando a través de su luz dichos tesoros que la princesita iba a llevar hasta el fin de sus días, pero lo que nadie sabía, era que en la fila de estrellas se había metido disfrazado un monstruo horripilante que también pasaría a la niña un oscuro obsequio. Los años pasaron, las estaciones fueron y vinieron trayendo consigo alegrías y momentos llenos de felicidad, pero en el invierno del año llamado por el astrólogo de palacio como el año Tracatán, la nieve se convirtió en lluvia y la lluvia en un diluvio que no paró durante muchísimos días. Entre tanto, la Princesa Iluminada buscaba alivio en
Soy una mamá que también ha sido actriz, cantante, productora, compositora, esposa y sigo aprendiendo. Escribo porque siento que lo necesito. Espero que lo disfruten tanto como yo.