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Y sí, también soy latina.


Soy Claudia Arroyave. Soy actriz y cantante, productora, mamá, esposa, me gusta escribir y soy latina.
Nunca he sido voluptuosa, tampoco he sido fit de tener los músculos muy marcados, soy blanca como la leche y por años pensé que mi cuerpo no era suficiente.   
Tuve muchos problemas con la comida desde siempre, luego entendí que no era con la comida el problema, sino con otras cosas mucho más profundas que eso. Cuando entré a trabajar en televisión, en mi país, Colombia, vino el golpe más fuerte para mi autoestima. 
Tuve el privilegio de trabajar siempre con actrices, que además de ser talentosas, eran hermosas, entonces tomó fuerza como una bola de nieve imparable todo este tema de mi relación con el espejo. Hice cien mil dietas, comí pechuga de pollo hervida en agua por días, atún hasta que casi me salen escamas y piña hasta que se me rajaba la lengua. Tomé pastillas adelgazantes con las que sentía que el mundo se me iba. Me maté de hambre, hice ejercicio por horas hasta sentirme exhausta, y no es que antes no hiciera ejercicio, siempre fui buena deportista, pero empecé a exigirme a niveles extremos, entonces, sin darme cuenta cómo ni cuando,  llegó la anorexia. 
Todo el mundo se comparaba con todo el mundo. Todos, hombres y mujeres, contaban las calorías de cada cosa que se comían y te miraban raro si comías postre en el almuerzo, jajaja (ahora me río, pero en ese entonces lloraba todo el tiempo).
Cuando sentí que estaba muy mal, busqué ayuda y logré sanarme. Se dice fácil, pero no lo fue, me costó muchas lágrimas, hasta que entendí que mi cuerpo era maravilloso así tal cual. 

Luego llegué a Estados Unidos , llena de ganas y de sueños, pero llenar las expectativas de actriz “latina” es complicadísimo. Llevo años haciendo casting tras casting para productoras latinas, no gringas, en donde la respuesta siempre es la misma: NO. 
NO por blanca (y no broncearme), NO por rubia (que ni siquiera lo soy tanto, según ellos tendría que teñirme de negro), NO porque hablo muy colombiano, NO porque no ando en pelota, NO porque no uso extensiones, NO porque no tengo pestañas postizas, NO porque no tengo miles de seguidores (que, obviamente aumentarían si saliera en pelota), mejor dicho, NO por ser una mujer normal.
Y por supuesto que no puedo evitar sentirme decepcionada de una profesión que amo y para la que me preparé desde que tengo uso de razón, que me apasiona y me hace sentir viva, pero que más que un oficio basado en el talento y la sensibilidad, es una competencia de otras cosas. Lo que SÍ puedo evitar, es culparme. 
Por suerte ya había vivido un proceso de fondo en el que me había blindado contra el juicio de otros sobre mi físico. Y con todo esto no quiero decir que no tengo días donde no me siento tan bien conmigo, claro que me pasa, soy un ser humano, la diferencia de ahora con ese entonces, es que yo me prometí que nunca más ninguna situación y ninguna persona determinarían quién soy o cuánto valgo, menos si es por mi aspecto físico. Y soy muy afortunada de que eso me haya pasado antes, porque no me quiero ni imaginar lo que hubiera sufrido si fuera ahora, cuando la comparación no es con las dos o tres actrices lindas con las que trabajas, sino con las miles de arrobas en redes sociales.

Luego vino la magia de ser mamá y con ella la reafirmación de todo lo que soy gracias a la belleza de cuerpo que tengo. Una máquina perfecta, saludable, que se portó increíble a la hora de dar vida, que me aguanta muchísimo y por la que solo puedo sentir amor y agradecimiento. 
Ahora sé que puede pasarme cualquier huracán por encima y nunca más atentaré contra mí, porque amo mi blancura, amo mi pelo como es, amo mi piel con todas sus marcas y amo cada milésima de mi cuerpo. 
No podemos seguir con el doble juego hablando de diversidad, inclusión, tolerancia, mientras criticamos  además de la celulitis, las estrías, el peso, la estatura y demás obras de la naturaleza, el número de seguidores, la capacidad de generar provocación y todas esas cosas que hacen parte de un mundo que no es real.
Así que solo puedo decirles mujeres lindas, niñas que apenas están empezando: no se dejen etiquetar, no importa quién o qué las haga dudar de su belleza y sus capacidades, ¡ámense siempre, por encima de todo!

Soy Claudia Arroyave. Soy actriz y cantante, productora, mamá, esposa, me gusta escribir y sí, también soy latina (aunque no luzca como Sofía Vergara). 


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