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¿Amar o querer?

Siempre me ha llamado la atención que no todas las personas usamos las mismas palabras para expresar el amor, unos usan “te quiero” y otros usamos “te amo”. 
¿Tendrá que ver con la manera en que lo aprendemos o en cómo realmente lo sentimos?

Según la Real Academia de la Lengua Española no son lo mismo, tienen significados diferentes. Querer: Desear o apetecer. 
Amar: Tener amor a alguien o algo. Por lo tanto “amar” es un sentimiento altruista y desinteresado, mientras que “querer” es un deseo que implica buscar una satisfacción.
A mí modo de ver “te amo” es más profundo que “te quiero”, aunque puede ser una simple percepción porque cada uno expresa el amor como mejor le parezca, pero creo que la palabra “amar” implica muchísimas más cosas: generosidad, cuidar, apoyar, respetar, comprometerse, romper esquemas, acompañar, ceder, proyectarse con esa persona, en fin, es un todo. 

Amar es un sentimiento que nace naturalmente, es decir, fluye o no, pero una vez se siente debe cultivarse como cuando nace una flor en un jardín y tienes que echarle agüita todos los días para mantenerla viva. 
En ese orden de ideas amar a los de uno, a la familia de sangre, es muy fácil. A los padres (y más si fueron amorosos), a lo hermanos, tíos, primos y todas esas personas con que crecimos que nos conocen de toda la vida, que saben nuestros gustos y defectos, con quienes hemos peleado y nos hemos reconciliado, con quienes hemos vivido un sinnúmero de situaciones diversas, unas felices y otras no, pero con seguridad fraternales. 
A lo que voy es a que no hay mucha gracia en amar a los de uno, el verdadero mérito está en amar a las personas que escogemos por el camino, a nuestra pareja con la que decidimos vivir la vida, formar nuestra propia familia, y a los amigos, ¿o ustedes cuando han escuchado a alguien decir mi “ex mamá” o “mi ex hermano”? Nunca.

Tal vez a eso se referían Jesús, Benedetti, Ghandi, la Madre Teresa de Calcuta y los grandes pensadores y poetas a través de la historia cuando hablaban de amor, de amar al prójimo como a ti mismo, y tal vez porque no lo hemos entendido es que el mundo es tan disfuncional. 
Permanecemos protegidos, resguardados en los amores obvios, los fáciles, a los que no tenemos mucho que hacerle, a los que no hay que echarle agüita todos los días para mantenerlos vivos, pero a los otros, a los que implican los esfuerzos del día a día, de reconocer las diferencias culturales, de educación, los gustos en la comida, en la manera de vestir, en la concepción del mundo (porque cada hogar es un universo), los vamos dejando tiraditos por el camino cuando vemos que tenemos que hacer más de lo que estamos acostumbrados. 

¿No será que nos preocupamos mucho por ser "exitosos" en la vida, nos preparamos para ser los mejores profesionales, pero en el amor somos unos mediocres? ¿No será que somos cómodos y facilistas a la hora de “amar” y preferimos “querer”? ... no sé, digo yo.

Comentarios

  1. Muy bueno como siempre mi Clau. Yo amo profundamente :).

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  2. Muy bueno como siempre mi Clau. Yo amo profundamente :).

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    Respuestas
    1. Gracias Barbi!... Eso debería hacer todo el mundo, sobretodo cuando vale la pena. ;)

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