Ir al contenido principal

¡Ser mamá!

Samuel Alfonso
Ser mamá… mmm… ¡qué cosa tan fuerte!. Representa una ilusión hermosa, una responsabilidad muy grande y un miedito que se siente en no sé exactamente qué parte del cuerpo.

Siempre quise ser mamá, y pasé por muchas etapas. Me acuerdo que cuando era niña quería tener tres hijos, dos niñas y un niño. Al crecer me di cuenta que el mundo está muy complicado y que en la vida hay que hacer muchas cosas, entonces cambié un poquito de opinión y le bajé a dos, incluso, llegué a pensar en la posibilidad de no tener bebés, aunque no fuera muy bien visto.
Hoy, con este bebé adentro, moviéndose como un delfín, con un embarazo divino, porque puedo decir que ha sido espectacular en todos los sentidos, no sé si tenga otro o no, ya veremos, lo que sí sé es que estoy feliz y agradecida de poder experimentar este milagro, y haré todo lo que esté a mi alcance para darle lo mejor de mí.

Quienes me conocen saben que he pensado siempre que los hijos no son para uno, sino para el mundo, y lo rectifico, por eso creo que es una responsabilidad inmensa. De lo que siembre en él ahora, depende su vida y la de su entorno. 
Me siento feliz de poder decirle a todos esos que me han sentenciado alguna vez con “no puedes opinar porque no tienes un hijo",  que ahora estamos en igualdad de condiciones, que estamos en el mismo “pedestal”. He dejado de ser solo hija y estamos a la par, y mi manera de pensar no cambia, se reafirma, los niños aprenden por imitación.

¿Cuando entenderán los papás y mamás del mundo, que son el principal problema de las sociedades?
De ahí venimos y somos el producto de lo que nos enseñaron, y la manera en que nos trataron. Somos la información que recibimos, el abrazo que nos dieron, el rechazo que tuvimos, la indiferencia, el amor, el castigo. No solo somos sus ojos o su pelo, también somos sus maneras, sus dichos, sus gustos. Heredamos un montón de cosas, muchas buenas y otras inservibles que nos complican la existencia, que hacen de nosotros lo que somos hoy.

Supongo que será por el embarazo que se me ha alborotado el rechazo a cualquier tipo de indiferencia e irresponsabilidad de padres a hijos, de adultos a niños.
Los niños son totalmente dependientes y nosotros estamos decidiendo por ellos, en parte, su futuro. No pongo en duda que muchas decisiones se toman pensando en el bienestar de los hijos, pero creo que no somos lo suficientemente sensatos a la hora de tomarlas. ¿Ejemplos de papás y mamás inconscientes? muchos, aquí algunos:
- Los que le dan sus hijos a las abuelas, las tías o las nanas para que se los críen, en lugar de hacerlo ellos mismos. 
- Los que son capaces de dejar aguantar hambre a sus hijos. 
- Los que mandan a todos esos niños y niñas que cruzan la frontera solos.
- Los que mandan a sus hijos a trabajar, arrebatándoles el derecho a estudiar y jugar.
- Los que no comprenden la importancia de acompañar a los hijos en todas y cada una de las etapas de crecimiento. 
- Los que abandonan a tantos niños y niñas sin ni siquiera haber nacido.
- Los que le niegan a sus niños una familia saludable mentalmente. 
- Los que son incapaces de superar sus propios traumas para poder dar lo mejor.
- Los que no entienden que amar a sus hijos no es sobreprotegerlos, a tal punto que dependan absolutamente de ellos.
- Los que llenan a los hijos de regalos para cubrir sus ausencias.
- Los que culpan a los hijos de sus propias frustraciones.
En fin, la lista podría seguir, es larguísima. 
¿El resultado? hogares disfuncionales, que cultivan hijos neuróticos, violentos, depresivos, vagos, que conforman una sociedad esquizofrénica y caótica.

Me parece muy cómodo y vergonzoso no hacernos cargo de lo que decidimos y sus consecuencias, por los motivos que sea que tengamos, incluso, por buenas intenciones. Últimamente asusta el montón de papás que se victimizan ante los hijos, en lugar de asumir.

Ojalá entendiéramos que el problema somos nosotros, los adultos, y que tenemos el poder de cambiar eso en el momento en que decidamos agachar la cabeza y reconocer con humildad que no somos perfectos, que nos hemos equivocado y que son nuestros niños, nuestros hijos (aún adolescentes o adultos), quienes pagarán las consecuencias el día que no estemos, porque nos guste o no, la ley natural indica que la muerte nos alcanzará primero que a ellos (con algunas excepciones).


Comentarios

Entradas populares de este blog

Las mamás estamos mandadas a recoger

Ayer escuché una entrevista que le hicieron a una influencerfeminista sobre su vida y habló de manera contundente, sabionda y casi autoritaria, sobre el deber que tienen las mujeres de aprovechar en la actualidad la oportunidad de “ser alguien" y lo mal que estaban antes las mujeres que se quedaban en casa, mantenidas, sin hacer nada distinto a criar los hijos, y lo sorprendente fue que al mismo tiempo hablaba de lo afortunada que ha sido de contar con un hombre al que ha podido cederle la crianza de su hijo de 5 años, la cocinada de los alimentos, la lavada de la ropa, la rutina de las mañanas para el kinder, etc., para ella poder viajar a otra ciudad a hacer  su doctorado . Habló de cómo él, en su infinita generosidad, había renunciado en su totalidad a sus títulos universitarios y a producir económicamente para darle la posibilidad a ella de realizarse profesionalmente… pues, prácticamente habló como si el hombre se mereciera una estatua. Y yo, que no soy ni influencer ni femin...

Enchumben a sus hijos de amor

¿Saben cuál es el significado de enchumbar? Según la Real Academia de La Lengua Española, enchumbar es empapar algo en exceso. Algo parecido a impregnar, repletar, saturar, rebosar, saciar, abarrotar. El tiempo pasa volando. Hoy abrimos los ojos y nuestros niños apenas han aprendido a caminar, al siguiente parpadeo están entrando al colegio y en uno más, ya se han ido de casa a hacer sus vidas. Parece una exageración, pero no lo es. El mundo no es el mismo del siglo pasado, tampoco lo será en cien años, porque en la naturaleza de la vida lo único seguro es el cambio. Nadie que haya tenido hijos en los últimos quince años puede negar que nos  tocó un momento difícil para criar por muchas razones, entre ellas, un cambio profundo de valores, de modelos a seguir, de causas ideológicas, de una tecnología que nos arrastra y nos conecta con el mundo, pero al mismo tiempo nos desconecta de los nuestros, especialmente de los hijos que están sumergidos en ese universo paralelo como...

Momento de sentimientos encontrados

Son las 10:30 de la noche, te sientas sola en la primera silla que encuentras para por fin descansar un poco, y ves este panorama (ver foto)... Yo le llamo “el momento de los sentimientos encontrados”. Ese momento que parece sencillo, normal, cero drama, en realidad te da ganas de llorar, gritar o salir corriendo. Estás cansada. Muy cansada. Se te acelera el pulso, te inunda la frustración, sientes que no das más, y mientras ves qué hacer con todo eso que sientes, vas siguiendo con los ojos la torre de chucherías, el palo del parque pegado con cinta en el piso del que sale un hilo de los que le regaló la abuela mientras cosía, sosteniendo el King Kong que con su hacha parece romper el cartoncito donde viene envuelto el papel higiénico, quien a su vez está cubierto por una ensaladera de plástico de la cocina, y de pronto, como por arte de magia, empiezas a sonreír. Sigues el recorrido de los carritos puestos en orden de tamaño y color, hasta que llegas a lo que para ti es, literalmente,...