Hoy no voy a hablar de ese mundo de fantasía (que tanto me gusta) sino de la realidad que vivimos, una realidad que nos involucra a todos como colombianos y que nos da la oportunidad de ejercer uno de los derechos fundamentales: VOTAR.
Se acercan la elecciones presidenciales y para mí se ha vuelto algo casi que agobiante de ver y de leer, por eso estoy tan feliz de saber que ya casi se termina este episodio. Y ha sido un proceso agobiante por la doble moral que va saliendo con los días.
Debo confesar que al principio de las campañas me sentí profundamente atraída por el Sr. Antanas Mockus. Mi lado idealista y sensible salió a relucir de primera mano con las buenas intenciones del candidato del Partido Verde, sin embargo, con el pasar de los días, los debates y toda esta invasión en los medios de comunicación pues salió ganando mi lado realista y objetivo, ese que hay que mantener agudo para sobrevivir en un mundo que no da tregua y que me recuerda la historia de mi país y los logros que se han conseguido en los últimos años gracias a la labor del Presidente Uribe, por eso y por otras razones que expondré a continuación, mi voto se inclinó rápidamente hacia Juan Manuel Santos.
Para esto influyó mucho en mi decisión la manera como se abordó la campaña del Profesor Mockus. Me he sentido en varias ocasiones subestimada en mis capacidades para pensar y decidir como individuo de una sociedad difícil como la nuestra. No creo que sea un iluminado, ni mucho menos, ni considero que “supere” de manera absoluta a los demás candidatos. Tiene su propio estilo, su manera de hacer las cosas, es un catedrático ejemplar y no pongo en duda las buenas intenciones con su plan de gobierno, pero no creo que sea la persona idónea para asumir el país en las condiciones que se encuentra.
Para esto influyó mucho en mi decisión la manera como se abordó la campaña del Profesor Mockus. Me he sentido en varias ocasiones subestimada en mis capacidades para pensar y decidir como individuo de una sociedad difícil como la nuestra. No creo que sea un iluminado, ni mucho menos, ni considero que “supere” de manera absoluta a los demás candidatos. Tiene su propio estilo, su manera de hacer las cosas, es un catedrático ejemplar y no pongo en duda las buenas intenciones con su plan de gobierno, pero no creo que sea la persona idónea para asumir el país en las condiciones que se encuentra.
Colombia es como un cuerpo maravilloso de mujer que ha sido dañado por varios padecimientos. Tiene gripa, pulmonía, diabetes, ha sufrido tres infartos, hipertensión y tiene un cáncer de seno que ha hecho metástasis en varios órganos. La cura de todas estas enfermedades es importantísima para la sanación de la paciente, pero de todas, la más difícil de erradicar es el cáncer. La educación es de vital importancia, al igual que la limpieza de la corrupción, el desempleo y demás dolencias, pero la guerrilla ha sido el cáncer que junto al narcotráfico ha invadido nuestra Colombia durante años.
Nadie le reclama al médico porque tuvo que sacar el seno de la mujer que ya no podía más con la vida, talvez porque nadie simpatiza con un cáncer de seno, pero a diferencia de esta metáfora, la piedra en el zapato son esas personas que por alguna razón, inexplicable para muchos, simpatizan con la guerrilla y creen en la falsa y absurda idea de que están luchando contra los dirigentes que se aprovechan del pueblo, y que por lo tanto no hay necesidad de combatirlos sino de negociar por las buenas con el diálogo, como si los asesinos, secuestradores y maleantes tuvieran corazón para negociar e inteligencia para dialogar.
Si bien es cierto que un médico puede practicar reiki para mejorar la calidad de vida de la paciente, no la cura, a menos que se le haga una quimioterapia. Aunque ese proceso químico es doloroso, tiene más probabilidades de ser efectivo.
Colombia ha sido la cuña para la política expansionista de esos que simpatizan con el cáncer que nos invade, de esos que colaboran y se benefician de un mal que nos ataca y que ahora tratan de subestimar como si fuera nada.
Creo, al igual que el Sr. Mockus, que la educación es vital en la formación de una sociedad, pero ese concepto va más allá de leer y escribir, tiene que ver con enseñarnos a pensar, a ser mejores seres humanos, a tomar nuestras propias decisiones, a creer en nosotros mismos y en nuestras convicciones y a entender con humildad, que nuestra naturaleza humana nos hace vulnerables y por lo tanto todos, absolutamente todos, corremos los mismos riesgos de cometer errores. Me asusta esa aureola de grandeza que se le ha impuesto como si él estuviera protegido ante su propia condición humana, como si nunca fuera a fallar, como si hubiera llegado a salvar a Colombia de un montón de enfermedades que solamente un milagro lograría.
Me preocupan ciertos conceptos como el de la violencia, que para mí no es solamente matar, sino que nace desde la agresión misma, y un ejemplo claro de ello es echarle un vaso con agua a alguien frente a un grupo de personas, como sucedió con el Sr. Serpa en su momento. Fue un acto grave de violencia, no es inofensivo, ni creativo y me preocupa que no se eduque al respecto, ni se reconozca la falta, por el contrario, hay que ser convenientes y darle a esta juventud ansiosa de rebeldía un acto aparentemente genial.
Señores, cuáles entonces son los conceptos que se manejan frente a cosas como éstas?, cuál es la tabla de valores?, qué es violencia?, qué es correcto y qué no?, y la educación?, no le enseñaron en su casa que eso es parte de mala educación y que si da con uno más bravo hasta una pelea se arma?, o sea, que un marido le eche un vaso con agua a la mujer en la casa porque no le gustó lo que dijo es violencia intrafamiliar o no???
Me molesta enormemente que sus seguidores se llenen los labios de palabras bonitas acerca de la no violencia y el respeto a los demás cuando he visto y leído actitudes insolentes, agresivas y pretenciosas que hacen que la “oleada verde” no pase de ser eso, retórica conveniente.
Mi invitación de hoy es a votar a conciencia, no votes porque sea más cool votar por el candidato que se sale de la normalidad o que es “distinto” a los demás, tampoco votes porque tu artista favorito, ese con el que sueñas y del cual te consideras su fan número uno va a votar por él y entonces tú lo sigues. No te dejes llevar por espejismos, cuando las cosas se autroproclaman tan buenas son sospechosas, no hay nadie tan perfecto, ni tan sabio, ni tan correcto. Nadie tiene la verdad absoluta, ni sabremos quién estaba en lo cierto o quién se equivocó hasta que pase el tiempo. Aquí todos se están vendiendo, nadie va a ofrecer un carro diciendo que está dañado si necesita que se lo compren.
Yo, al igual que tú, quiero una Colombia mejor, me molesta que me quieran manipular y por eso votaré a conciencia para hacer valer mi inteligencia y mi individualidad, y tú?
Así se habla!! Arriba Colombia!!
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