Que difícil es ver la vida desde la perspectiva de la oruga antes de ser mariposa. Cuánta ansiedad y frustración siente la oruga mientras cambia.
Si supiéramos la alegría y el frenesí que nos esperan una vez superada la transformación, el renacer, como una especie de flor que revive después de haber estado marchita; la tranquilidad del vuelo reflejándose en el arroyo, viéndose las alas extendidas, preciosas, llenas de colores, cautivadoras, talvez no sufriríamos tanto.
Porque somos seres capaces de transformar nuestras vidas, siempre será mejor ver las cosas desde la perspectiva de la mariposa, que de la oruga.
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